Ella~

Inmediatamente hubo silencio. Era tarde, la habitación estaba tenue, y sus ojos brillaban como estrellas en la noche oscura. Brillaban de tristeza. Estaba sola. Estaba ella y las voces. Otra vez, en el mismo lugar. Poco a poco volvía a la rutina. Hubo un tiempo, que parece tan lejano viéndolo desde el día de hoy, en el que ciertas cosas dolían, pero no habían cicatrices. Hoy están ahi. Como signo de batallas perdidas, siempre perdidas. No es que sea una luchadora, pero siempre creyó en esas cosas que para los que la rodean nunca valió tanto la pena. Pero para ella si. Para ella y su mundo, si.

Buscaba un limite, un limite donde apoyarse y no estar. Lo encontró, fue donde pudo escapar. Por un tiempo. Y ahora hacia donde? Donde escapar? Donde mirar?

Otra vez las voces, que dicen cosas... dicen. Ella, no quiere oír a ninguna. Quiere creer en lo que sabe que no va a suceder. Esta todo perdido. Solo queda la rutina. Nada mas. No hay tiempo de nada mas.

Era tarde, la habitación estaba tenue, y sus ojos brillaban como estrellas en la noche oscura. Brillaban de tristeza. Estaba sola. Afuera corría viento. Lindo para una noche de verano, en la soledad de su cuarto con la luz tenue que apenas alumbraban sus facciones, sus ojos tristes. Un dolor de cabeza la abrumaba, así había estado todo el día anterior. Era tarde, habían pasado mas de las 12 hs. Trataba de pensar, pero su mente estaba en blanco. Su alma debajo de sus pies, su corazón partido en mil pedazos y lo dejo ahi, así. Para que juntarlo? Para que tratar de sanarlo? Mejor dejarlo así. Mejor... no sentir.

Quería buscarlo decirle que lo amaba, que lo extrañaba... pero el la había lastimado. La había olvidado. Había puesto punto final a su historia, pero ella no. Ella no podía comprender por que el había estado en algún momento tan cerca de ella, ayudándola a vivir otra vez. Y como ahora cuando sentía que podía salir y sentir la brisa en la mañana como hacia bastante tiempo que no lo sentía... el ya no estaba. Sentía que quería odiarlo, sentía que quería amarlo. Pero ninguna de las dos cosas servirían. Ni recordarlo de esa manera, era como desvalorizar aquello que en algún momento había sido tan maravilloso, ni amarlo... por que el ya no estaba. Quería buscarlo, gritarle, descargarse, y oír lo que no quería oír. Pero su silencio lo había dicho todo.

Era tarde, la habitacion estaba tenue, y sus ojos brillaban como estrellas en la noche oscura. Brillaban de tristeza. Estaba sola. Tratando de comprender, tratando de visualizarse. Tratando de no entrar en pánico, de no volverse loca. De no cometer ninguna locura. Evaluó la situación y nadie podía ayudarla, solo ella. Pero ya no tenia fuerzas. Hoy ya no. Hoy solo soñara una vez mas. Algunas cosas suenan tan estúpidamente trágicas. Pero la vivencia es distinta. Como las vive y siente uno, es muy diferente a lo que se puede llegar a aparentar, a contar, a leer, a todo. Nunca decimos todo, siempre algo nos guardamos para nosotros mismos. Que solo sea nuestro.

Ella, eligió el exilio. La soledad. Donde ya nadie pueda penetrar. Caminara por las calles repletas o desiertas, pero ella en verdad siempre quedara en aquel cuarto. En su noche, observando el poco mundo que puede apreciar desde su ventana, aquellos arboles que se mueven solo por el viento. Ya nada mas la puede lastimar. Ya nada mas puede doler. No hay razón para volver a empezar. No habrá otra vez. No habrá un mañana.

Era tarde, la habitacion estaba tenue, y sus ojos brillaban como estrellas en la noche oscura. Brillaban de tristeza. Estaba sola...